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jueves, 20 de enero de 2011

La Despoblación, otra lacra capitalista

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Los datos demográficos de Zamora, recientemente publicados por el INE, muestran una vez más la desoladora marca de la despoblación en nuestra provincia. Con poco más de 190.000 habitantes, lo que supone una pérdida de 13.000 habitantes en 10 años, nuestra provincia tiene además la menor tasa de natalidad (0,91) de todo el Estado español. Si bien los politicuchos locales, que hacen carrera de las cifras tomadas a su antojo, podrán estar orgullosos pues los zamoranos tenemos la mayor esperanza de vida de España. Claro que por desgracia los años solo sirven a nuestros mayores para ver como nuestra tierra se va quedando vacía y como nosotros, los jóvenes, nos vemos abocados por el mercado capitalista y los especuladores inmobiliarios a vivir eternamente en casa de nuestros padres (en 2010 más de 1.600 jóvenes tuvieron que volver a casa tras haberse emancipado).

El problema de la despoblación en Zamora no es nuevo. (De 300.000 nacidos en Zamora, tan solo la mitad viven aquí). Siglos lleva esta tierra exportando mano de obra a las zonas industriales de la Península, de Europa o de América. Si bien en las últimas décadas esta tendencia emigratoria está dando sus últimos coletazos, no por una corrección político-económica, sino porque ya apenas queda juventud, ni tan siquiera para emigrar.

Desde la Juventud Comunista, lejos de pedir a nuestros opresores condescendencia y piedad para Zamora, queremos denunciar ante la juventud y la clase obrera algunos de los pilares del régimen social que padecemos y que nos obligan a abandonar nuestra tierra.

En primer término, hay que resaltar el carácter agrario de la provincia. Aquí no hay industria y aunque el sector servicios ocupa a la mayoría de la población (como sucede por lo general en las metrópolis imperialistas), este es un sector improductivo y tan solo sirve para reproducir la fuerza de trabajo, para gestionar la dictadura del capital… es decir que es un sector que vive a expensas de los sectores productivos (industria y campo). La situación del campo es sobradamente conocida: el pequeño productor agrario sufre el desarrollo de las relaciones capitalistas en forma de proletarización, haciendo el capital inviable su forma de vida basada en la explotación de su propia propiedad. Así, a pesar de subvenciones y demás parches que el Estado pretende poner para eximirse de culpabilidad, son las relaciones de producción capitalistas, con su sacrosanta ley de la oferta y la demanda, las que ahogan a la pequeña producción expulsando al campesino del campo a la ciudad, pasando de ser un “libre” propietario a un esclavo asalariado.

Otra cuestión destacable, y que los comunistas debemos señalar ante la clase obrera, es la del tipo de propiedad. Bajo el capitalismo y la dictadura burguesa la propiedad sobre los medios de producción es privada. Una minoría controla la producción y la distribución, generando una gran contradicción pues la clase capitalista es una minoría y la clase productora, el proletariado, la mayoría. Como decíamos, al ser de una minoría, las fábricas y la maquinaria más modera se instala allí donde esta minoría siente que va a sacar más provecho. La industria y las infraestructuras se erigen por criterios de rentabilidad. Por ello al desarrollarse el capitalismo, se han desarrollado a su vez polos de prosperidad y polos de miseria. Primero a nivel estatal (por ejemplo Madrid o Catalunya frente a Zamora o Andalucía) y luego reproduciéndose a nivel internacional (Europa, EEUU… frente a África, América del Sur…) obligando a los pobladores de las segundas a emigrar a las primeras. Esto cristaliza en Zamora en la falta de industria y en la retirada de infraestructuras (el tren) que como mucho pasan por Zamora porque cae de paso entre el eje Madrid-Galiza.

En tercer lugar debemos destacar al Estado, como aparato burocrático generado por la burguesía para defender su propiedad. Ya hemos hablado más arriba del imperialismo como etapa superior del capitalismo. En este período las crisis del capital se recrudecen, como estamos viendo ahora mismo, dado que los créditos y el capital financiero toman el poder de la economía para así hacerla viable e intentar aplacar las contradicciones entre la producción y el consumo. No obstante las crisis de superproducción acaban estallando, el mercado no absorbe todo lo producido y el crédito y la banca son lo primero en saltar. Esta contradicción ejemplifica una de las muchas que acucian a la sociedad capitalista. Todas ellas obligan a la clase dirigente a crear más y más organismos burocráticos que hacen que el Estado burgués entre también en una tendencia de crisis permanente, pero no general pues esta solo puede venir de parte de la Revolución Socialista. Entonces los capitalistas han de dotar a su Estado de más funciones, se ven obligados a integrar a más clases en la gestión de su dictadura de clase (la pequeña burguesía, la aristocracia obrera), se produce una tendencia al corporativismo (cupos de poder entre sectores privilegiados) … es decir que el Estado aumenta toda su burocracia y se separa cada vez más de la sociedad creando todo un entramado de relaciones y que generan a su vez a una capa social de cuadros estatales bien retribuidos (los verdaderos funcionarios, pues este término se utiliza genéricamente para denominar a cualquier obrero asalariado por el Estado con el único objetivo de dividir a la clase obrera). Por tanto más instituciones, más chupatintas, más “caciquismo liberal”… que generan unos intereses que llevan reproducir todas esas instituciones y todas esas relaciones allí donde se asientan esas instituciones: Zamora capital es el centro de la burocracia en nuestra provincia, Valladolid lo es en Castilla y León, Barcelona en Catalunya, Sevilla en Andalucía… y Madrid en el conjunto del Estado español. Diputación o Junta autonómica son dos centros de poder que intentan que se desarrolle su entorno más directo (económico, social, político y también geográfico) haciendo que aumenten las diferencias entre distintas regiones.

Es decir que la proletarización del campo, la burocratización del Estado o el carácter de la propiedad de los medios productivos son algunos de los problemas que generan despoblación. Y son problemas ligados directamente al desarrollo del capitalismo y al sistema imperialista mundial. Son problemas para los que se pueden utilizar las limas de la reforma social para ocultarlos algún tiempo. Pero no se trata de ocultar sino de superar estos problemas y para ello el Socialismo se torna como una necesidad social. Una necesidad en torno a la cual la juventud y los trabajadores nos debemos organizar pues solo mediante la organización revolucionaria del proletariado el socialismo se podrá hacer realidad.

Juventud Comunista Zamora,
Enero 2011

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