Línea Proletaria

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NUEVA WEB POR LA RECONSTITUCIÓN DEL COMUNISMO ¡Desarrollemos la línea proletaria! ¡Viva la Revolución Socialista!

miércoles, 29 de febrero de 2012

Manifiesto Unitario en Solidaridad con los 13 imputados del 11 de Junio en Zamora. Convocadas primeras movilizaciones para el 1 de Marzo

El 1 de Marzo a las 9:00 de la mañana concentración frente al juzgado (Calle Riego) en apoyo a los compañeros imputados llamados a declarar ante el aparato judicial del Estado.

MANIFIESTO

Cuando surgió, el 15-M fue un soplo de aire fresco y de vitalidad social, que demostró que había mucha gente que se daba cuenta de lo profundamente injusta que es la situación que, por gracia de los grandes poderes económicos y políticos, estamos sufriendo la mayoría de la población. El 15-M representó ese decir ¡basta! ante las flagrantes tropelías de esos poderes hacia nosotros, hacia la gente del común, la posibilidad de que nosotros mismos podamos ser realmente dueños de nuestras propias vidas. Ésa es la única razón por la que se respira nerviosismo e inquietud en los grandes despachos.

Como parte de ese movimiento general, un nutrido grupo de ciudadanos zamoranos, de las más variadas edades e ideologías, decidimos congregarnos ante el Ayuntamiento de esta ciudad el día de su toma de posesión, el 11 de junio de 2011. Y ello, precisamente, para transmitirles ese mensaje: que la época en que hacían y deshacían tranquilamente en sus despachos, a espaldas de una población que debe sufrir las consecuencias de esos tejemanejes, había terminado, que ahora se iban a ver obligados a tener en cuenta a una ciudadanía crítica y vigilante.
La concentración, como el conjunto del 15-M, fue pacífica, y sólo la negativa, arbitraria e ilegal, de la Policía a que un grupo de representantes de los ciudadanos congregados asistiera al acto (derecho reconocido y recogido en el reglamento del Ayuntamiento y que, repetimos, la Policía nos negó ilegalmente) provocó un aumento de la tensión. Esa prohibición animó a los varios centenares de ciudadanos allí congregados a mostrar públicamente su descontento a la salida de los cargos municipales, cargos dispuestos a saltarse la legalidad en la que se escudan cuando puede favorecer la justa queja de la ciudadanía, provocando nuevos momentos de tensión.
Ocho meses después, trece compañeros que asistieron a la concentración han sido imputados por unas supuestas agresiones a varios miembros de las fuerzas de seguridad.
Queremos denunciar tajantemente la falsedad de estas acusaciones. Ningún miembro de la Policía o del Ayuntamiento fue agredido por ninguno de los asistentes a la concentración. De hecho, las propias declaraciones de dos de los agentes denunciantes indican que a ellos, insistimos, según sus propias palabras, “no les ha pasado nada”; pero a pesar de ello, aparecen como denunciantes de una supuesta agresión.
Aún más, sobre los imputados pende una nebulosa jurídica, estando poco claros los cargos concretos de la acusación, lo que les obligará a tener que soportar la aberración jurídica de tener que demostrar su inocencia, cuando el principio del derecho señala que es la acusación quien debe demostrar la culpabilidad del encausado. La división de poderes, de la que tanto se suele hablar, se muestra como una trampa: en vez de contraponerse, sirviendo unos poderes de correctores de los excesos de los otros, se complementan entre sí, formando una maquinaria aún más eficazmente tiránica.

Y no se trata de ninguna broma, algunos de los cargos presentados, o potencialmente presentables (por esa nebulosa jurídica de la que hablamos), pueden desembocar en penas de cárcel para algunos de los compañeros.
No estamos solos en esto. Desde ese soleado 15 de Mayo, centenares de personas por todo el país han sido denunciadas, la mayoría de las veces con cargos tan endebles como los que pesan sobre nuestros compañeros, por las fuerzas de seguridad. ¡Los armados y entrenados para ejercer legalmente la violencia agredidos por ciudadanos desarmados que pertenecen a un movimiento declarada y comprobadamente pacífico (como ha reconocido incluso la Comunidad de Madrid, gobernada por el PP, al presentar su candidatura para los Juegos Olímpicos)! Sin embargo, el poder judicial ha avalado y dado trámite sistemáticamente a estas denuncias por todo el país. Por eso la Policía puede actuar como hemos visto estos días en Valencia, porque se sabe absolutamente impune y respaldada por quienes en teoría deberían vigilar sus excesos.

Volviendo a Zamora, es evidente que las acusaciones contra nuestros compañeros no son sino un burdo montaje con claras intenciones políticas, que non son otras que amedrentar a una población que comienza a despertar y a decir ¡basta! Por eso es un juicio político, porque no busca aclarar los hechos de aquel día, sino construir un proceso ejemplarizante (de ahí, además de por su falsedad, lo poco definido de las acusaciones), con el objetivo de intimidar a todos los que están sufriendo las consecuencias de la situación política y económica y evitar su protesta y su denuncia.
Por eso este proceso judicial no es otra cosa que una lucha política donde se está dirimiendo la legitimidad del uso de nuestros derechos democráticos (de expresión, de reunión, etc.), la posibilidad de hacer visible nuestro descontento y construir una verdadera alternativa a esta situación, o bien, la omnipotencia de esos poderes, que son los que realmente pueden ejercer la violencia, para acallar cualquier denuncia de su actuación, y poder seguir, “en orden y con normalidad”, con esos tejemanejes ruinosos para la inmensa mayoría de la población.
Para algunos supuestos representantes “democráticos” el tener a una ciudadanía crítica y vigilante, que les pide responsabilidades y cuentas por su actuación, es sinónimo de “miedo y desorden”. Son los mismos que no tienen empacho en arruinar la vida de los ciudadanos que supuestamente representan, eso sí, “legal y democráticamente”, enviándolos a la cárcel, o amenazando con hacerlo, sólo por levantar la cabeza.
Es tal y como suena: a la cárcel por protestar, a la cárcel por denunciar la injusticia. ¿Es así la ciudad que quieres para ti y para tus hijos? ¿Es así el país que queréis?
Nosotros tenemos claro que no, por lo que iniciamos una campaña para dar a conocer esta nueva iniquidad a la que nos someten. Por eso, invitamos a todas las personas y colectivos que quieran mostrar su simpatía y solidaridad con nuestros compañeros inocentes a sumarse a esta campaña y a acudir el próximo jueves 1 de marzo a las 9:00 en la calle del Riego, frente a los juzgados. Asimismo, convocamos una nueva concentración solidaria el jueves 8 de marzo a las 19:30 en la plaza de la Constitución (o del 15 de Mayo), frente a Subdelegación del Gobierno.

¡Manifiesta tu solidaridad, porque también es por tus derechos!

¡Si nos tocan a uno, nos tocan a todos!

¡STOP REPRESIÓN EN ZAMORA!

Organizaciones que apoyan:
- Agora
- Asamblea Estudiantes
- Confederación General del Trabajo (CGT)
- Confederación Nacional del Trabajo S.O.V. (CNT)
- Foro por la Memoria de Zamora
- Izquierda Anticapitalista
- Izquierda Unida
- Juventud Comunista de Zamora (JCZ)
- Movimiento 15M
- Plataforma Antifascista de Zamora
- Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Zamora ( PAH )

Miércoles 29, manifestación de estudiantes

CONVOCADA POR LA ASAMBLEA DE ESTUDIANTES INDIGNADOS DE ZAMORA, 
EL MIÉRCOLES 29, DÍA DE HUELGA EN EL SECTOR EDUCATIVO A NIVEL ESTATAL,
HABRÁ UNA MANIFESTACIÓN QUE PARTIRÁ DESDE LA PLAZA DE LA MARINA
A PARTIR DE LAS 18:30

LA MANIFESTACIÓN TIENE POR OBJETO LA DENUNCIA DE LOS RECORTES SOCIALES ASI COMO LA SOLIDARIDAD CON LOS COMPAÑEROS DE VALENCIA

miércoles, 22 de febrero de 2012

Política de Estado: Imputados en Zamora y apaleados en Valencia

Han sido muchos años de “paz social” basada en la explotación salvaje de las masas más profundas de la clase obrera, en el robo de los recursos de los países oprimidos mediante la combinación de la ayuda humanitaria, el soborno financiero y la guerra imperialista; apoyado todo esto firmemente en el bombardeo ideológico al que nos someten constantemente las clases dominantes pues sus ideas supuran por todos los poros de la sociedad capitalista: conformismo, individualismo y resignación, desprecio a la organización colectiva, respeto al orden vigente, tolerancia para con los opresores y repulsa y condena para los oprimidos que luchan…  
En los últimos tiempos esta paz social se ve “amenazada”. Ya no somos “pequeños grupos radicales” de “la extrema izquierda” los únicos que nos organizamos, que acudimos a manifestaciones y que no comulgamos con las ruedas de molino que los mass media nos presentan desde que nos levantamos hasta que se acaba la jornada. Trabajadores sin casa y con hipoteca, el ejército de cinco millones de parados, estudiantes… han hecho en el último año que la política esté en la calle y que no se reduzca a pequeños sectores organizados la crítica al régimen parlamentario.
El 11 de Junio de 2011 tomaban posesión de su cargo los concejales elegidos en las elecciones municipales entre las protestas de los convocados por la Asamblea del 15M. Durante la concentración se vivieron varios momentos de tensión donde la policía como autoridad armada defendió a las autoridades electas del peligro representado por la presencia de un movimiento pacífico centrado en la denuncia de las corruptelas de la clase política.
Aprovechándose de estos sucesos la fiscalía del Estado, en manos del PSOE por entonces, inició un proceso judicial que ha tomado forma este febrero con la imputación de trece compañeros que participaron en aquella manifestación y a los que se llama ahora a declarar ante el juez por las denuncias de varios policías, del Ayuntamiento de Zamora y de la fiscalía, ahora del PP. Pensar que se van a juzgar los hechos del 11 de Junio sería pecar de inocentes en una sociedad en la que todos somos culpables salvo que se demuestre lo contrario. Si así fuese de nada habría que preocuparse pues los encausados no realizaron ninguno de los delitos que se les imputan. El proceso, y el posible juicio que puede conllevar para algún compañero, no es fruto del afán investigador de un juez sino que es producto inequívoco de la persecución política, del ataque de la maquinaria estatal contra aquellos que se han atrevido a lanzarle una crítica, por pequeña que pueda ser ésta.
La causa política y judicial abierta contra los indignados en Zamora muestra evidencias del carácter de la dictadura del capital: persecuciones y retenciones arbitrarias por la calle, existencia de ficheros ideológicos de la población, seguimientos policiales, declaraciones falsas…
 Lo que pretende el Estado es castigar, dar una lección a los indignados para que “aprendan” y vuelvan a sus casas. El Estado quiere que, como en los últimos años, en la calle reine la paz, la paz de los cementerios. Y por ello ha establecido que la mejor medida ejemplarizante contra los indignados es la de llevarlos a juicio para asustar y amedrentar y, si sale rentable para los intereses de la clase dominante, multar y encarcelar. Cortar de raíz los posibles movimientos que de la indignación pasen a la lucha, esa es la política de estado en nuestros días.
Pasa en Zamora como pasa en Madrid donde siguen sucediéndose detenciones de manifestantes. Y pasa en Barcelona, donde el gobierno ha indultado por Real Decreto a cinco mosso´s condenados por torturas, como pasa en Valencia.
Estos días, mientras la aristocracia obrera representada en CCOO y UGT está peleando para que el gobierno la incluya en sus negociaciones por la reforma laboral y contra la clase obrera, estamos viendo como la policía antidisturbios se ensaña con unos estudiantes de instituto, convertidos ya en referente del pueblo trabajador. En una semana más de 40 detenidos y varias decenas de heridos, a los cuales según denuncian médicos valencianos la policía estaría “requisando” los partes de lesiones. Habrá que ver a estos tipos de uniforme constitucional que hoy ríen cuando se enfrenten a obreros como los griegos y a revolucionarios como los naxalitas.
La policía se granjea el odio de la clase obrera por mostrarse como lo que es. En Zamora unos maderos mienten sin pudor para sacarse un sobresueldo y ganarse los favores de sus mandos, poco les importa que puedan destrozar la vida de quien, por sus mentiras, pueda acabar en prisión. En Valencia llaman putas a las estudiantes y apalean a los viandantes para, como dice el ministro Gallardón, defender a las personas libres: banqueros, patrones, jueces, parlamentarios, fascistas…Y así ellos mismos nos enseñan que la policía no debe ser vista “agente por agente” para que los obreros nos solidaricemos con las circunstancias personales de cada mercenario, que por otro lado “sus lágrimas las compran en las rebajas”, como dice la canción. La policía cumple una función social, ocupa un lugar determinado en la sociedad capitalista destinada a ser la fuerza de choque organizada contra la clase obrera, ante la cual en el futuro no tendremos más solución que oponer nuestra organización revolucionaria.
La versión policial de los hechos en Valencia, el discurso del gobierno y los mass media, está amoldada a los tiempos de paz social, hecho por el que o bien dicen que son muy pocos los que protestan o reducen las manifestaciones a producto de la “infiltración radical y violenta” entre los estudiantes. El objetivo es el mismo que el de la represión en Zamora, doblegar la conciencia de todos aquellos que, precisamente, toman conciencia. Enfrentar a los hijos de la clase obrera a los “radicales” forma parte de la estrategia del Estado. Los estudiantes sin organizar y los ya organizados no somos elementos diferenciados entre nosotros, en el sentido que la propaganda burguesa pretende, pues los “movimientos radicales” a que se refiere el Estado (comunismo, antifascismo, anti-capitalismo) son precisamente aquellos en los que se organiza la juventud obrera para defender sus intereses de clase y luchar contra el sistema capitalista. El epíteto de “radical” es utilizado por el gobierno y la prensa para atacar la necesidad que tiene la juventud trabajadora de organizarse. Pero radical es un adjetivo que la clase obrera debe llevar con orgullo pues significa ir a la raíz de los problemas para solucionarlos hecho que los comunistas no ocultamos: estamos por la solución radical de los problemas del capitalismo, estamos por la Revolución Socialista.
Un alto cargo policial en el País Valenciano llamó a los estudiantes “el enemigo”. Se le “escapó” una verdad. No porque los estudiantes defiendan hoy día la enseñanza pública pues ésta en las coordenadas de la democracia burguesa sólo es un órgano para encuadramiento de masas. Si no porque en la medida en que la juventud se organice y empiece a adquirir conciencia de clase chocará necesariamente con los límites del capitalismo que toman cuerpo en las salas de los juzgados zamoranos, en el material antidisturbios valenciano, etc.

Los estudiantes, los parados, los jóvenes… la clase obrera, somos el enemigo del estado burgués y el capital porque en nuestra clase se encuentra el germen del socialismo. Un germen que solo puede brotar a través de la organización sobre los principios del comunismo revolucionario.

             Juventud Comunista de Zamora
Febrero 2012

viernes, 17 de febrero de 2012

Domingo 19, Manifestación.

El domingo 19 de febrero los sindicatos mayoritarios han convocado jornada de protesta en todo el Estado español ante la reforma laboral impuesta por el gobierno central y en la que no han dejado participar, de momento, a los representantes de la aristocracia obrera. 

En Zamora la manifestación se iniciará a las 12:00h y partirá desde La Farola-Plaza de la Marina.

Desde la Juventud Comunista de Zamora animamos a la juventud trabajadora a participar en esta manifestación para convertirla en un acto político de lucha contra el capital, de denuncia del carácter reaccionario de las reformas sociales y también de desenmascaramiento de las estructuras sindicales y las organizaciones oportunistas que no plantearán en su "protesta" la defensa de la clase obrera ni la necesidad que tiene ésta de organizarse por su futuro, que no está en las migajas que pueda ofrecernos  el capitalismo ni sus reformadores a través de las instituciones del Estado burgués, sino que pasa por la organización proletaria dotada de conciencia revolucionaria en torno a la cual construir todos los elementos de lucha que lleven a la clase obrera a sentar las bases del socialismo y del comunismo.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Muere un obrero de la construcción en Fuentesaúco

Este martes un obrero de la construcción moría en Fuentesaúco al precipitarse desde una altura de 5 metros mientras realizaba su trabajo en una plataforma móvil.
Cuando escribimos estas líneas aún no hemos tenido noticias de que algún ministro, algún miembro de la CEOE o algún alto cargo regional o provincial vaya a acudir al entierro o haya mostrado sus condolencias a la familia del fallecido o a sus compañeros.

Morir en la sociedad burguesa es un acto económico. Todos los años mueren por cientos trabajadores en sus puestos de trabajo, de camino a ellos o parados o jubilados en sus casas tras años de estar expuestos a productos cancerígenos que ensamblamos en fábricas y obras para beneficio de la patronal.

Morir en la sociedad burguesa es un acto político. Mientras a los mercenarios que oprimen al pueblo vasco o se lanzan a las "aventuras" coloniales del imperialismo español en Oriente Medio se les despide con medallas y discursos sobre la valentía, la patria y la democracia, a los obreros se les arroja a una fosa sin nombre en donde apenas sus familiares podrán recordarlo.

Morir en la sociedad burguesa es un acto ideológico. Los medios de comunicación no montarán su circo para buscar que se depuren responsabilidades por la muerte de un obrero, ni en el caso del compañero de Fuentesaúco ni en el de ningún otro. Los partidos populistas y reaccionarios no pedirán que se endurezca el Código Penal contra los patrones y como siempre, unos y otros, hablarán de la "responsabilidad compartida" y del "descuido del obrero" y de tantas otras sandeces, a la vez que nos "piden", e imponen, a los proletarios del estado español un "esfuerzo conjunto" para que el Estado parasitario tenga la  "confianza" de los mercados para poder seguir jugando al juego de las finanzas capitalistas con otro montón de Estados y empresas cuyo único objetivo económico y político es la rapiña y el robo de los recursos de otros pueblos y la explotación de la clase obrera, con los cuáles mandan a miles de obreros, que van en patera, que visten con uniforme militar, que caen de un andamio..., a una muerte asegurada y silenciada.

Cada muerte que se produce en las filas de la clase obrera es un asesinato de clase, pertrechado por la patronal, la banca y el Estado burgués. Porque toda su maquinaria social representa opresión, explotación y represión para los trabajadores que sólo podremos detener la sangría organizados para luchar por el Socialismo y el Comunismo. Decir otra cosa sería mentirnos a nosotros mismos.

Desde la Juventud Comunista de Zamora mandamos un abrazo a los compañeros de trabajo y a la familia del fallecido.

Que la tierra te sea leve compañero. 
D.E.P.  

  


lunes, 6 de febrero de 2012

Ni un paso atrás nº 11

Ya en la calle el nuevo número del órgano de expresión de la Plataforma Antifascista. En este nº 11 se incluyen los siguientes contenidos:

"De la indignación a la lucha de clases"
"En torno a los CSO (Centros Sociales Ocupados)"
"Represión fascista en el estado español"
"Deshaucios y conciencia"

Este número, correspondiente al mes de Febrero, puede descargarse en PDF desde este enlace:
http://www.kaosenlared.net/secciones/s/antifascismo/item/6877-ni-un-paso-atr%C3%83%C2%A1s-n%C3%82%C2%BA-11.html

EDITORIAL: DE LA INDIGNACIÓN A LA LUCHA DE CLASES
Tras un tiempo sin actividad el Ni un Paso Atrás recupera el pulso. Desde nuestra última publicación en el mes de Abril hemos visto nacer, crecer y languidecer a un movimiento social meses atrás impensable en el Estado español: el movimiento de los indignados surgido tras las manifestaciones del 15 M.
Este movimiento espontáneo se presentaba ante las clases dirigentes como concreción del descontento de amplios sectores de las capas populares tocadas por la crisis económica, hastiadas por el régimen político y no representadas en las distintas organizaciones sociales y políticas.

Con independencia de las simpatías que pudiese despertar este movimiento que traía consigo aires renovados, aunque no nuevos, a la lucha de clases, los sectores más consecuentes de la clase obrera advertimos en todo momento del carácter espontaneísta y reformista que traían aparejadas, como no podía ser de otro modo dado el estado político de la clase obrera, las demandas de lxs indignadxs. Se advirtió ante la juventud y ante los sectores más avanzados que el “ciudadanismo” contempla a toda la sociedad como unidad de individuos, cuando ésta está vertebrada realmente por las contradicciones entre la burguesía y la clase obrera, el imperialismo y los pueblos oprimidos, el capital y el trabajo.
El civismo unitario, tan alentado por los mass media, convirtió la indignación en “estado de pertenencia” al Estado burgués sobre el cual el “ciudadano” se ve reflejado y por eso le reclama sus derechos. Se gritaba “no nos representan”, pero se pedía que nos representasen haciendo realidad los “derechos” de la clase obrera en la democracia capitalista, una utopía para nuestra clase, pues los derechos presuponen representatividad y ésta bajo las condiciones de la dictadura de la burguesía sólo puede ser obtenida por el capital y sus lacayos. Y rayando el absurdo vimos como ante los envites de los perros antidisturbios y las provocaciones de la Brigada de Información (los “secretas”, “judíos”…) la “respuesta colectiva”, aplaudida por el stablismenth, era el “pacifismo”, más bien pasividad; el señalamiento a los “violentos”, más bien colaboración policial; y el ataque a quienes portaban banderas anti-capitalistas, defendiendo a ese interclasismo que no representa más que un ataque directo a la organización de la clase obrera. No obstante todos estos momentos dubitativos del movimiento dejaron a las claras los límites de la democracia burguesa y el cómo ésta actúa sobre cualquier movimiento que pone en entredicho, aunque sea mínimamente, el orden establecido.

La indignación aun siendo sana en un principio, no atacaba ese precepto de derechos-representatividad bajo el capital y así muchos de sus elementos han sido ya fagotizados por la socialdemocracia y por el discurso estatalista y parlamentarista de las clases dirigentes. Un discurso oficial que muestra su capacidad para encauzar orgánicamente a los movimientos sociales que no están nucleados en torno a ideales revolucionarios y anticapitalistas, como prueba la rapidez con que los indignados hicieron suyas consignas reaccionarias tales como la gestión “técnica” del aparato estatal (corporativismo) o las medidas económicas de corte keynesiano (El estado del patrón gestionando directamente la economía capitalista para subsanarla). Hay que hacer madurar aquella indignación infantil, que permite al Estado burgués convertirse en padrecito, y elevarla en lucha de clases consciente que observe a ese estado como lo que es, una herramienta al servicio de la patronal y de la banca.
La clase obrera, la juventud antifascista y anticapitalista ha de deshacerse de ese viejo civismo para emprender tareas que surgieron hace ya mucho pero que siguen siendo nuevas: las de la organización en torno a valores antifascistas y revolucionarios, las de la lucha de clases consciente contra el capital y su Estado.
http://antifascistaszamora.blogspot.com