En estas semanas se desarrollan los Congresos
de las dos organizaciones mayoritarias del movimiento juvenil comunista en el
Estado español, la UJCE y los CJC. Éstos se desarrollan en medio de la crisis
económica que, por ser elemento fundamental en el esquema político del sector
hegemónico en nuestro movimiento, permite acelerar en cierta medida el proceso
de deslindamiento ideológico en el seno de la vanguardia, facilita concretar
discurso y situar a cada cual en el lado que le corresponde, más allá de las
consignas que sitúan unos u otros en los albores de su propaganda. En nuestro
movimiento hace algunos años que se denota un leve reposicionamiento hacia la
izquierda, junto al que se desarrolla cierta madurez que permite desenvolver el
debate ideológico. Algo muy positivo dada la larga travesía de parálisis ideológica y de censura política que
hemos atravesado, centrada en hurtar la
lucha de dos líneas a las bases de las organizaciones y ocultar a la clase
obrera las disensiones dentro del movimiento comunista. Limitando la
contienda a pequeñas escaramuzas más cercanas a la diplomacia burguesa, urdida
con secretismo y entre direcciones, que a la
lucha ideológica abierta que ha de ser tarea de todo el movimiento, pues
sólo de ésta, y no de conferencias
unitarias (pues el debate no
puede limitarse a ser la representación teatral de la unidad premeditada), pueden
salir las bases de unidad partidaria
que permitan acometer la tarea de
reconstituir el Partido Comunista.
No obstante en nuestro movimiento aún
hay una mayoría de camaradas que ven en el debate, en la crítica y la
autocrítica un perjuicio para el movimiento y prefieren pasar de puntillas
sobre ciertos temas y cerrando filas cada vez que se enfrentan a una lucha de
éstas características, algo bastante impropio, como nos enseña la experiencia,
a través del largo proceso de constitución del primer movimiento político
revolucionario de nuevo tipo de la historia:
“Unas palabras más dirigidas a los
adversarios de la socialdemocracia. Con muecas de alegría maligna siguen
nuestras discusiones; procurarán, naturalmente, entresacar para sus fines
algunos pasajes aislados de mi folleto, consagrado a los defectos y
deficiencias de nuestro partido. Los socialdemócratas rusos están ya lo
bastante fogueados en el combate para no dejarse turbar por semejantes
alfilerazos y para continuar, pese a ellos, su labor de autocrítica, poniendo
despiadadamente al descubierto sus propias deficiencias, que de un modo
necesario e inevitable serán corregidas por el desarrollo del movimiento
obrero. ¡Y que ensayen los señores adversarios a describirnos un cuadro de la
situación efectiva de sus "partidos" que se parezca, aunque sea de
lejos, al que brindan las actas de nuestro II Congreso!” Lenin, “Un paso adelante, dos pasos atrás” (1904).
En Espacio Rojo iremos publicando este documento por partes durante los próximos días
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