Línea Proletaria

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jueves, 14 de febrero de 2013

Un ejemplo de dictadura capitalista: El desahucio



En una sociedad en la que, cuando todo va bien, buena parte de la población salta de día en día a base de anti-depresivos, el suicidio parece haberse sustanciado como una salida normalizada a los tiempos de crisis. Así, la prensa es salpicada cada día con algún asesinato cocinado a fuego lento en el cual el sistema judicial, las fuerzas represivas, el capital financiero y los recaderos del parlamento se han combinado con la precisión de un reloj suizo para que un obrero inmigrante, una parada o una pareja de jubilados acaben apretándose ellos mismos la soga que la dictadura del capital puso a su cuello.
   La democracia del capital es una apisonadora imparable. Y su marchar no puede retenerse por nada ni por nadie. Esto nunca fue de individuos, sino de clases sociales. Por eso el pistolero a sueldo del Estado, el pobre director de una sucursal o el advenedizo parásito de un partido de orden (del PP, PSOE, UPyD…) no son más que la representación personalísima de unos intereses sociales, de una clase social y sus actos no pueden concebirse como un problema de actitud moral (sólo un cura embriagado puede pensar así) sino como una consecuencia racional del régimen capitalista.
Aunque la razón de ser, entendida como necesidad, del capitalismo cada vez se ahoga más en su carácter irracional. Hay muchos signos de esa podredumbre histórica que a cada paso reclama más y más la reconstitución de los instrumentos de la Revolución Socialista: que las crisis del capital se produzcan por sobreproducción; que, en conjunto, los trabajadores del Mundo sean cada vez más pobres; son sólo un par de muestras.
Pero en estos inicios de 2013 marcados por una marea de suicidios con domiciliación bancaria el mejor ejemplo del anacronismo de la dictadura del capital lo vemos en las tribunas parlamentarias donde se expresan los representantes de la clase dominante: La PAH, a nivel estatal, pone en marcha una ILP en torno a la dación en pago. Esto lleva a una compañera a compadecer en el Congreso para exponer los puntos de la ILP y llamar a los señores diputados a que tengan en cuenta a los cientos de miles de desahuciados en el Estado español. Sus señorías le llaman al orden, le piden que no amenace y que pida disculpas a la banca. 
Nunca a la casta política podremos agradecerle sus momentos de sinceridad en los que sus palabras concuerdan con los intereses reales que representan y en los que hacen propaganda, inconscientemente, sobre la caducidad del parlamentarismo burgués, en el cual sólo departen sobre democracia los explotadores de trabajo ajeno; pero nunca los explotados.
Mismamente en Zamora, en estos días se ha producido una oleada de simpatías con la situación del compañero Miguel y su familia. El caso es a estas alturas más que conocido a nivel local, pero un repaso sobre cómo la democracia burguesa atropella al proletariado nunca está de más: El banco Banesto, cuyo presidente es Antonio Basagoiti (ex presidente de Unión Fenosa, fundador de Iberdrola y el Banco Hispánico Americano…; padre del ínclito presidente del PP vasco), y que pertenece al Grupo Santander de los Botín, pretende subastar la vivienda de Miguel por retrasos en su cuota hipotecaria de 3.000 euros. Este compañero era obrero soldador hasta que tuvo un accidente laboral que le dejó un 70% de minusvalía, pero que ni mucho menos aplacó sus ganas de luchar por los suyos. En al menos tres ocasiones los representantes de Banesto han rechazado cualquier tipo de negociación sobre la dación en pago de la vivienda, el mal menor para este colombiano y su familia.
El 13 de Febrero la PAH convocó una concentración en la cual varias compañeras y compañeros ocuparon la oficina de Basagoiti-Botín en Zamora. En torno a 100 manifestantes esperaban a fuera. Pronto llegaron más de una decenas de tipos con pistola y encapuchados. Eran policías. A los compañeros que ocupaban la oficina los amenazaron con llevarlos al calabozo. Los obligaron a salir. A fuera un pistolero empujó a un hombre con problemas de salud que se desvaneció ante la oficina. La policía decidió que allí molestaba e intentó levantarlo en volandas. Sólo la presión de los presentes hizo que quienes representan el monopolio de la violencia del capital reculasen y se situasen, como buen destacamento armado de la patronal, en la puerta de la entidad bancaria. El derecho burgués siguió mostrando su inutilidad para con el proletariado. La íntima relación en “libertad” que el idealismo liberal dicta que ha de regir entre el Banco y su cliente fue actualizada. Miguel sólo podía hablar con la policía, a la cual estuvieron dando indicaciones durante toda la mañana un par de señores engominados a los que seguramente no afecte la reestructuración de la banca. Por cierto, mientras todo esto ocurría se anunciaba en asamblea el asesinato de ingeniería social de otro desahuciado, esta vez en Alicante.  
Finalmente (en cuanto al día 13) el régimen social volvió a dar una última muestra de su decaimiento. Mientras la PAH recogía firmas frente a la sucursal se iniciaba a varios metros el desfile de “el entierro de la sardina”, certificando el carácter carnavalesco de la marca España. Una fiesta que fue pagana y de protesta frente al poder dominante se convierte con el capitalismo en una marcha más del circo de la burguesía que insiste en gritar tout va bien mientras hunde en la miseria al pueblo trabajador.  
Sobre estos días como concreción de la actuación general y lógica de la clase dominante sobre los explotados hemos de concluir una enseñanza que no es nueva pero sí anuncia lo Nuevo: con el capitalismo no caben componendas de ningún tipo. Negociar con el capital, que políticamente significa acudir a reformas o a cuidar de la gestión “sana” de sus instituciones nada aporta al proletariado.
La historia de la Revolución muestra numerosos ejemplos que evidencian que, a lo sumo, la única negociación posible con el Estado burgués es la de negociar sus condiciones de rendición. Suena radical, porque así debe ser. A ese punto, hoy lejano, en que sea la clase obrera la que marque las reglas del juego se llega constituyendo los organismos de la Revolución, el partido comunista (como movimiento revolucionario organizado) y las estructuras del Poder Revolucionario (como ejecutorias de la democracia de los trabajadores), las únicas que pueden enviar al capital y su corporeidad al fondo de la irracionalidad para hacer real la única democracia para los trabajadores posible, la dictadura del proletariado. Será con ésta con la que pueda institucionalizarse la emotiva frase del revolucionario, aunque de otra época, Robespierre:

Castigar a los opresores de la humanidad es clemencia, pero perdonarlos es barbarie"

Juventud Comunista de Zamora
Febrero 2013

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