La crisis sistémica del capitalismo, en su actual fase imperialista, está mostrando su cara más violenta; recortes sociales, empeoramiento de las condiciones de vida de la clase obrera y de los sectores populares, represión por medio de los resortes represivos del Estado burgués a toda inconformidad social organizada. El segmento juvenil de las clases subalternas está siendo el centro de los ataques legales, por medio de la precarización en el empleo impuesta por medio de la Reforma Laboral o de las reformas que pretenden hacer inaccesible el acceso a la Educación de éste o el hecho de ser el blanco preferido de la Policía que se ha cobrado nuestra lucha con las detenciones de varias decenas de jóvenes desde la última Huelga General (algunos llevados inmediatamente a prisión) y con salvajes agresiones como la que ha llevado a un manifestante barcelonés a perder un ojo o al joven de Vitoria, Xuban Nafarrate, al estado de coma.
La intención de la clase capitalista y de sus títeres políticos de todo pelaje parece clara: acabar con todas las conquistas conseguidas, por el Movimiento Obrero y Revolucionario en el último siglo y medio.
Hoy, como todos los Primeros de Mayo desde 1890, honramos la memoria de los cinco obreros asesinados por la Justicia estadounidense en 1886 tras unas enconadas movilizaciones en las cuales los trabajadores revindicaban la jornada laboral de ocho horas. Los tiempos que se avecinan se parecen peligrosamente a aquellos. La patronal ha utilizado, utiliza y utilizará todos sus medios legislativos y policiales para mantener intacta su tasa de ganancia. Por lo tanto a ese poder cuasi-absoluto de los que mantienen la propiedad de los medios de producción, el proletariado debe oponerle su poder organizativo y de lucha para que sea enterrado el pacto social sobre el que se ha edificado esta nueva etapa de acumulación capitalista que, para desarrollarse con pleno éxito, necesita destruir las fuerzas productivas antes creadas y, con ellas, la generación de trabajo
Mientras los sindicatos oficiales, los primeros en aplicar los ERE´s a sus empelados, dudan si es el momento de convocar una segunda Huelga General. O intentan, de forma solapada, llegar al pacto que nos pondrá, una vez más, bajo las patas del caballo de la CEOE, en un país en el que el desempleo ronda casi los seis millones de personas y en el que mas de un millón no percibe ningún tipo de ingreso.
Las organizaciones obreras que de verdad queremos construir una sociedad sin clases, la única con verdadera justicia social, hacemos nuestra la esencia del Movimiento Obrero. La de aquellos hombres y mujeres que entendieron que la única forma de poder combatir el poder omnímodo de la burguesía es oponer, como hicieron ellos, la organización consciente de la clase trabajadora en el camino de la Revolución Socialista, para hacerle frente al patrón y a sus piquetes armados.
La obstinación patronal por obtener la victoria final en esta guerra abierta, que siempre ha estado latente, y que pretende enterrar definitivamente todo aquello construido por la clase obrera solo puede ser frenada si tenemos claro que dentro del sistema de opresión capitalista no pueden tener, y de hecho no la tienen, nuestros sueños de transformación social, nuestro objetivo como clase, que se llama acabar con el capitalismo y sus crisis, que se llama comunismo.
Opongamos a la ofensiva del Capital la organización consciente y combatiente de toda la Juventud obrera.
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